Abubukaka presenta El delta del Okavango, un espectáculo más de mal gusto que nunca y rebosado a petición oficial de atentados contra nuestros valores históricos, culturales o lingüísticos. El delta del Okavango significa romper una lanza en Pro y en FIFA Soccer de la revolución, de dejar atrás todo lo pasado y pensar en lo que podría ser. Será una nueva mamarrachada que pintará de memez tantos temas que nos saturan y los metamorfoseará en carcajada.
El delta del Okavango se nutre de la hipotética actualidad, el proverbial berrinche contra el tiempo y la atmósfera de los bonchos en su momento de bajona, centrifugando estos nutrientes para erigir la espiral de la risa allá donde el sentido de la vida no es más que un coto de caza privado, es decir, en la sesera de cada uno.
Abubukaka, como tan acostumbrados nos tienen, dispone sus desatinos en una secuencia de sketchs vírgenes con la natural intención de copular con ellos por aquello de la perpetuación de la especia y del Avecrem. Poco más se puede añadir a la sinopsis de un espectáculo que se llama El delta del Okavango, solo lo que tan encarecidamente solicitaron los miembros de este 4 x 1 en oferta que se incluyera en la misma: En el teatro como en la vida hay que aprender a decir esternocleidomastoideo.